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Inflación del dólar

Robert Kurz

Silenciosa e incesantemente crece el déficit de la balanza comercial y del capital de los Estados Unidos y ha alcanzado ya una dimensión astronómica. Mientras tanto, la gente se ha acostumbrado a ello. Todo el mundo invierte en los EEUU su capital excedente que, por las hipercapacidades globales ya no se puede reinvertir de forma rentable, y compra allí acciones y títulos de la deuda pública. Con estas deudas sin precedentes, los EEUU compran en el extranjero las mercancías excedentes del mundo, para las cuales no se encontrarían compradores debido a la falta de poder adquisitivo que se deriva de la racionalización, del desempleo y de la pobreza masificada. De esta manera se atenúa y se aplaza continuamente la ya madura crisis económica mundial. Casi da la impresión de que el capitalismo global haya encontrado el perpetuum mobile económico gracias a la capacidad de absorción de la última superpotencia.

Según los manuales son completamente imposibles las vías de exportación en sentido único de los EEUU. Una economía nacional no puede a la larga importar mucho más de lo que exporta. Si los EEUU no vuelven a establecer ellos mismos el equilibrio a través de la intensificación de las exportaciones hacia Asia y Europa, etc. más tarde o más temprano este desequilibrio inmenso llevará a una fuerte contracción económica. El economista estadounidense Paul Krugman afirma desde hace años que los manuales olvidan que en realidad los estados no compiten entre ellos como si fueran empresas. Bajo las condiciones de la globalización sería ingenuo seguir pensando que el cálculo del éxito de una economía nacional fuera su balanza comercial. Importación y exportación, según Krugman, se realizan ahora realmente en el plano de la economía empresarial. Justamente las empresas de los EEUU han trasladado a China gran parte de su capacidad de producción, debido a los bajos salarios y otros factores de costos que se dan allí, y eso ya funciona como plataforma giratoria en sus redes de producción global. Lo que parece una exportación de China a los EEUU es en realidad un suministro a clientes norteamericanos a través de agrupaciones industriales norteamericanas. Por ello, opina satisfecho Krugman, no pasa nada si, por ejemplo, no se produce ya en los EEUU ningún ordenador portátil.

Desgraciadamente el economista estadounidense comete un error de principiante en su razonamiento optimista. Es verdad que tiene razón en lo tocante al flujo material de mercancías; se trata de la importación de China que en cierto modo es un asunto interno norteamericano. Al capital solo le interesa la producción material de bienes porque es la única vía que sirve para la acumulación de capital monetario. Y el dinero, que es la meta de todo esto, no se puede globalizar como tampoco lo pueden hacer los estados. De inmediato no hay ningún dinero mundial como tampoco hay de inmediato ningún estado mundial. Ante todo el dinero sólo existe en la forma de valor moneda, es decir como monedas nacionales. Esto también es valido para el dólar que a pesar de ser la moneda mundial auxiliar continua siendo al mismo tiempo moneda nacional.

Y en el terreno de las relaciones monetarias, el déficit astronómico de las balanzas comerciales y de capitales de los EE.UU. se refleja bien negativamente en las estadísticas. Incluso tratándose materialmente de movimientos económico-empresariales internos de grupos empresariales norteamericanos, continua dándose en el ámbito monetario el derecho de un territorio monetario sobre otro.

¿Qué es lo que puede ocurrir en este terreno de forma inevitable? Hagamos un pequeño experimento de pensamiento e imaginémonos el pretendido perpetuum mobile económico entre los EEUU y el resto del mundo aplicado a una economía nacional. El poder de compra que no existe realmente se simula a través del endeudamiento. Si no hay ahorros considerables (como es el caso de los EEUU) tan sólo existe una posibilidad, la de que el estado, a través de su banco nacional, emita dinero a lo loco y lo distribuya entre la gente, para que esta pueda comprar. Como es sabido, el resultado de ello no es una "coyuntura eterna" como perpetuum mobile, sino la inflación galopante, la ruina del dinero y con ello una crisis aún más grave.

En principio el flujo continuo del capital monetario extranjero en los EEUU tendrá el mismo resultado. El dinero que entra en moneda extranjera tiene que ser cambiado en dólares para la compra de acciones y títulos de la deuda pública, aumentando permanentemente la cantidad de dólares. Esto no aparece al principio como inflación en los EEUU, porque se trata de dinero de acreedores extranjeros que se contabilizan en Asia o en Europa. El mecanismo inflacionista, que se podría detectar mucho más deprisa en el contexto de una economía nacional, en este caso es filtrado por los límites territoriales de las monedas. Pero volvamos a los manuales: un déficit permanente de la balanza comercial y del capital de una economía nacional, es decir de un territorio monetario, si no están equilibrados, llevan forzosamente después de un cierto tiempo de incubación a una caída del valor externo de la moneda en cuestión. El poder de compra interno de una moneda no puede ser independiente de su valor externo. Si la caída del valor externo es fuerte, la consecuencia será una inflación dramática también en el ámbito de la economía nacional del país en cuestión. Este hecho se ha demostrado repetidamente.

No se ve como podría haber una posibilidad para que los EEUU se escapen de estas leyes a largo plazo. Es un hecho que cada cierto tiempo, como es ahora el caso, ellos admiten conscientemente una cierta pérdida del valor externo del dólar, porque de esta manera los acreedores extranjeros pagan en parte, ellos también y muy a pesar suyo, las deudas de EEUU por la desvalorización de sus activos en dólares. Esto obviamente solo es posible mientras se trate de una oscilación del valor del dólar relativamente moderada y controlada. Sin embargo cuanto más se acumula el déficit exterior de los EEUU más probable será la interrupción del flujo de capital monetario y la caída incontrolable del valor externo del dólar.

Entonces la inevitable inflación del dólar no sólo pondrá de rodillas a la economía interna de los EEUU sino que también paralizará la máquina de exportaciones del resto del mundo. Entonces habrá terminado la magnificencia del pretendido perpetuum mobile. Los milagros sólo existen en los cuentos.

Original alemán Dollarinflation en www.exit-online.org. Publicado originalmente em Neues Deutschland, Berlin, 21.11.2003

Traducción al portugués de Nikola Grabski http://obeco.planetaclix.pt/

Traducción del alemán al español: Marina Fahmüller, revisado por Contracorriente, m.vallseca + @telefonica.net